Muchas etiquetas de alimentos inducen al consumidor a confusión. Si unas galletas llevan el sello de la Asociación Española de Pediatría podemos creer que están avaladas nutricionalmente por estos profesionales, nos inspirarán confianza y las compraremos. Pero no siempre es así; el conocido Bollycao, paradigma de la bollería industrial, está avalado en su etiqueta por la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación. Se trata de un caso de publicidad engañosa. La industria alimentaria financia estas sociedades a cambio de un sello de supuesta calidad o aptitud nutricional.
Hay que leer la letra pequeña de las etiquetas y la información nutricional, es decir, la energía que aportan por ración en kcal, la cantidad de grasas, sobre todo saturadas y de azúcares refinados (mono y disacáridos) y la sal. Muchas de las raciones tipo de estos productos sobrepasan con mucho las cantidades diarias recomendadas.
De esto va el artículo que he leído hoy: Las galletas NO son saludables
Lo mejor, volver a la repostería hecha en casa con aceite de oliva y al bocadillo de jamón.